PALACIO DE VERSALLES
- camiolmi
- 18 ene 2018
- 3 Min. de lectura
En mi aventura por París por supuesto que no podía faltar la visita al Chãteau de Versailles que en español significa Palacio o Castillo de Versalles. Esta distinguida casa real o bien a estas alturas este distinguido museo se encuentra en la Ciudad de Versalles a unos 17 kilómetros de París aproximadamente.

Para llegar hasta Versalles hay cuatro formas que se pueden identificar muy fácilmente, en auto arrendado, en costosos taxis, en un transfer contratando alguna agencia de turismo o simple y llanamente en tren. Desde París hay que tomar la línea RER C, la que se identifica con el color amarillo y bajarse en la estación Versailles Rive Gauche, el trayecto dura aproximadamente unos 30 a 40 minutos. Luego al bajarse de la estación hay que caminar unos 5 minutos hasta el castillo.
Caminamos en dirección hacia él con mucha expectación, sin saber muy bien lo que nos esperaba. Avanzábamos y a lo lejos se abría paso al final de la calle el magnífico palacio francés. Mi primera impresión fue: OH, NO PUEDE SER… ESTA CUBIERTO EN ORO! (al llegar nos recibió una enorme puerta dorada). Cuando bajé de las nubes por las que sobrevolaba en ese instante me doy por enterada que por supuesto lo que había frente a mí era una imitación de oro, sin embargo en su época por supuesto estuvo realmente forrada en láminas del precioso metal.
La entrada es fácil, rápida y expedita, debo confesar que no pagué para entrar al lugar, nuevamente hice uso de mi pasaporte comunitario, por lo cual la entrada era gratis. Sin embargo de igual manera podemos hablar de valores, de lo que recuerdo el tickets por el día más económico salía unos 20 EUR, alrededor de 14 mil y tantos pesos chilenos.
Una vez dentro comenzamos a divagar sobre las distintas habitaciones y salones que posee. Para esta parte fue total y absolutamente necesaria la ayuda de un mapa de todo el lugar. En ambas alas del castillo podemos encontrar los famosos museos que hablan de la historia de Francia y en el complejo central se pueden conocer las habitaciones de la familia real y el conocido Salón de los Espejos, el mismo donde se firmó el Tratado de Versalles que dio termino a la primera Guerra Mundial. En total esta “humilde morada” cuenta con 2.300 habitaciones, todas muy bien conservadas y restauradas con la máxima delicadeza que se le puede otorgar a algo material.

Los jardines de este palacio Real se componen de una enorme laguna, vistosos prados verdes, arboles, fuentes y esculturas relacionadas entre sí, largos caminos que nos llevan hasta zonas muy alejadas del castillo como los dominios de María Antonieta, las casas de Campo del Rey y la Reina, incluida las casa del capataz. Por estos hermosos jardines también nos encontramos con dos palacios más, el El Gran y el Pequeño Trianón, cuenta la historia que fueron construidos para darle más privacidad al monarca y a quienes lo acompañaban. En estos campos está todo tan ordenado, organizado, limpio y perfectamente podado que dan ganas de invitar a unos amigos e instalarse a hacer un asado para pasar la tarde a las orillas del lago.
Era tan grande el castillo en conjunto con sus jardines que en un solo día no alcanzamos a recorrerlo todo, sin duda es a uno de los lugares que tendré que volver algún día para terminar de conocerlo. Así es que sugiero que compren el tickets valido para dos días porque definitivamente vale total y absolutamente el esfuerzo.
Este es definitivamente uno de esas atracciones que te roba el aliento, este es uno de los lugares que cuesta trabajo encontrar los adjetivos apropiados para poder describirlo a lo que no me queda más que decir que con razones de sobra deja ubicado a este lugar entre uno de los lugares únicos en el mundo.
-CAOM-
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