top of page
Buscar

MI PRIMER VIAJE

  • Foto del escritor: camiolmi
    camiolmi
  • 2 ene 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 10 ene 2018

Corría el año 2013 y con una amiga de la universidad después de mucho pensarlo y darle diez mil vueltas al asunto, en pleno verano tomamos un bus con destino a la gran ciudad de Mendoza, ubicada al oeste de Argentina a los pies de la hermosa Cordillera de los Andes.


Tomamos el bus en el terminal de buses de Santiago con la idea de que el viaje duraba aproximadamente seis horas con treinta minutos, debo decir que eso de verdad no tiene mucho debido a que el recorrido en la realidad duró doce horas, fueron lejos las doce horas más largas de mi vida, era como si no llegáramos nunca y con un calor de los mil demonios, definitivamente no hubo libro ni mp3 que resistiera aquella odisea. Por lo que entendí estaban arreglando el paso Los Libertadores (por el lado chileno) y por eso fue el retraso, y bueno ni hablar de lo largo y engorroso que es el trámite en la aduana chilena. Finalmente a eso de la una de la madrugada llegamos a nuestro destino, al terminal de buses de la vecina ciudad.


Llegamos y la ciudad dormía bajo un manto de lluvia que caía sin parar desde el cielo.

Rápidamente buscamos un taxi para que nos trasladara al lugar donde nos quedaríamos durante toda nuestra estadía, el Hostel Mendoza Inn. Jamás olvidaré la cálida bienvenida que nos dieron los pasajeros que ya residían hacia algunos días allí y además muy atentos y preocupados las personas que estaban a cargo del lugar.


Las actividades que realizamos fueron de todo un poco y muy variadas. Hicimos city tour por la ciudad de día y de noche, conocimos el flamante parque San Martin y el casino. Otro día visitamos las Bodegas y Viñedos López y la empresa Pasrai, donde vendían diferentes productos derivados del aceite desde frutos hasta cremas y lociones para el cuerpo. También visitamos las conocidas y populares “Termas de Cacheuta” y disfrutamos de un entretenido paseo a caballo.


Sin duda el deporte y la aventura extrema no podían faltar en este viaje, donde tuvimos la oportunidad de hacer trekking en el mítico Cerro Aconcagua, el cual se ha ganado la categoría de la montaña más alta de américa, llegando su pico más alto a 6.960 metros sobre el nivel del mar, por supuesto que nuestra caminata no fue hasta lo más alto, diría que por lo menos llegamos a unos 4.000 metros de altura, lo cual no es menor y fue un esfuerzo tremendo llegar hasta allí.


Tuve la oportunidad de por primera vez en mi vida practicar rafting, en el río Mendoza ubicado en la localidad de Cuyo, es un río con nivel cuatro de dificultad, lo que no tenía ni la menor idea de qué significaba, del momento que me subí a la balsa en lo único que pensaba era en no ahogarme y de afirmarme de donde pudiera. La otra actividad nueva que realice fue rapel, deporte que consiste en un sistema de descenso por superficies verticales de diferentes alturas, de las cuales experimenté 10, 25 y 50 metros. Sin duda alguna son experiencias que ponen al límite nuestros cuerpos y mentes, y nos hace ver hasta donde somos capaces de llegar. Yo orgullosamente puedo decir: logro desbloqueado.


Por supuesto como buenas mujeres que somos, nos fuimos de compras. Nos habían dicho que Mendoza era muy barato, la verdad que no sé si era todo tan barato, pero igual terminé comprando todo y más. Compré ropa, bolsos, chocolates, turrones, licores, imanes y llaveros, por supuesto que no todo era para mí, muchas de las cosas que compré eran para regalar a mi familia al regreso. Lo que definitivamente no compré y que me habían dicho que eran muy pero muy baratos y me termine decepcionando, fueron libros. Bajo mi criterio estaban al mismo precio que en Chile y no valía la pena cargar aun más la mochila con más peso del que ya llevaba.


Sería una mentirosa si les digo que no tuvimos actividad nocturna, por supuesto que la hubo y demasiado para mi gusto. En la cadena de hostales en la que alojamos se hacían diferentes tipos de fiestas con temáticas distintas, por ejemplo la fiesta de la pizza, la fiesta de la carne, la fiesta de la pasta, etc. en definitiva siempre había un motivo para celebrar. Sin duda alguna el carretear en las noches y luego tener que levantarse a las siete de la mañana para ir a un tour fue lo más duro que nos tocó vivir, debo confesar que en más de una oportunidad nos quedamos dormidas y debieron despertarnos y hacer que el transfer esperara por nosotras. Llego el punto en que se volvió una tradición el quedarnos dormidas en los buses camino a las actividades que estaban programadas.


Como comenté en un inicio las actividades que realicé fueron diversas, variadas y muy entretenidas, sin embargo con lo que definitivamente se quedó mi corazón fue con las maravillosas personas que conocí, argentinos y argentinas, chilenas, mexicanas, alemanas, gringos, etc. personas atentas, cariñosas y muy respetuosas. Estoy segura que es muy poco probable que me vuelva a encontrar con ellos nuevamente, es por eso que doy gracias a la vida por haber llegado a ese lugar y haber cruzado mi vida con la de ellos, y espero que sea donde sea que estén, en cualquier parte del mundo estén derrochando sin piedad su enorme calidad humana.

-CAOM-



 
 
 

Comments


Commenting on this post isn't available anymore. Contact the site owner for more info.

© 2023 por NÓMADA EN EL CAMINO. Creado con Wix.com

bottom of page