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LA ELEGANTE LONDRES

  • Foto del escritor: camiolmi
    camiolmi
  • 28 feb 2018
  • 4 Min. de lectura

Denominada Londinium por los romanos hace casi dos milenios, ubicada a las orillas del Támesis es la capital de Inglaterra y se ha transformado con los años en una ciudad global en la que podemos encontrar arte, cultura, comercio, educación, entretenimiento, moda, investigación, turismo, comunicaciones y finanzas convirtiéndose así en uno de los centros financieros más importantes del mundo.


En esta aventura venía de Francia y mi objetivo era llegar a Londres, teníamos tres opciones para lograrlo, la primera en avión donde el boleto más económico sale aproximadamente unos 50.000 pesos chilenos, la desventaja de esta opción es que hay que invertir más dinero para trasladarse desde los aeropuertos al centro de la ciudad o viceversa. La segunda opción y creo que es la mejor para los mochileros y que anda viajando con lo justo, es tomar el ferry desde Calais (Francia) hasta Dover (Inglaterra) el boleto más económico es de unos 5.000 pesos chilenos y el viaje dura alrededor de 1 hora y 30 minutos, por supuesto que con esta opción hay que contabilizar el dinero para llegar hasta el puerto de Calais y luego una vez llegando a Dover hay que trasladarse a Londres, sin embargo esta sigue siendo la opción menos costosa. Y finalmente la tercera opción y por la que yo opté fue cruzar el canal de la mancha a través del eurotunel en los trenes de alta velocidad eurostar o eurail, el viaje dura aproximadamente 2 horas y 30 minutos, el boleto más simple sale unos 45.000 pesos chilenos, pero la ventaja es que lo tomas y llegas al centro de ambas ciudades (París-Londres) donde luego puedes hacer conexión con el metro y tienes el problema del traslado solucionado.


Al llegar a la ciudad inglesa por supuesto que es inevitable no fijarse en sus dos elementos más representativos conocidos a nivel mundial, y que hasta ese día solo los había visto en las películas, me refiero a sus autobuses rojos de dos pisos a los que graciosamente debemos subirnos por el lado contrario al que los chilenos estamos acostumbrados y a sus cabinas telefónicas también de color rojo que se distribuyen por toda la ciudad, algunas limpias y funcionales, otras con olor a orina.



La ciudad tiene tantos lugares turísticos que resulta difícil poder recorrerlos todos en tan poco tiempo. En mi estadía logre visitar el magno Big Ben, que se encuentra al noroeste del Palacio de Westminster y tiene como función ser la sede del Parlamento Británico, la torre es tan prominente que sin duda es uno icono cultural británico.


Dentro de mi recorrido también se encuentra el London Eye, traducido al español el “Ojo de Londres”, se encuentra ubicado exactamente justo al medio entre los puentes de Westminster y Hungerford. De todas las ruedas de la fortuna que conozco a mi parecer esta es la más grande y la que nos deleita con la mejor vista a la ciudad.


El Palacio de Buckingham o en inglés el Buckingham Palace es otro imperdible de esta ciudad, es conocido como la residencia oficial de la Reina en Londres, sin embargo también se utiliza para ceremonias oficiales, visitas de estado y visitas turísticas. El acceso al palacio es un poco más complicado debido a que en la actualidad viven allí la Reina Isabel II, su esposo el Duque de Edimburgo y los condes de Wessex, es por eso que el acceso es un tanto limitado, aunque de todas maneras está abierto al público para poder conocer sus habitaciones. Unas 50 mil personas al año son invitadas a las fiestas de los jardines, recepciones, audiencias y banquetes. En ciertas ocasiones del año también se puede tener acceso a visitar las colecciones de arte que se encuentran en uno de los salones del palacio y visitar los jardines, los cuales poseen la categoría de los jardines privados más grandes de Londres. Algo bien pintoresco que tuve la oportunidad de presenciar fue el cambio de guardia del palacio, ceremonia que se realiza diariamente en verano y cada ciertos días en invierno.


Y finalmente lo que no se pueden perder al visitar esta ciudad es el Puente de las Dos Torres o en inglés Tower Bridge, es uno de los puentes que cruza el río Támesis desde el año 1894. A la actualidad el puente ha sido refaccionado y modificado en algunos de sus sistemas de funcionamiento por otros más modernos. Dentro de lo que leí sobre este pasadero es que una revista muy prestigiosa lo calificó como “monstruoso y grotesco”.


Mi estadía en esta ciudad fue en época de invierno y hasta lo que llevaba de viaje era la ciudad más fría en la que había estado hasta el momento. Salía un sol radiante todas las mañanas pero con un viento que calaba hasta los huesos. Aunque era invierno la ciudad se levantaba muy temprano por la mañana y se dormía muy tarde por las noches, y de verdad que no exagero eran las cinco de la madrugada y el comercio ya estaban comenzando abrir y cerraban alrededor de las doce la noche. La estación de trenes no descansa, funciona día y noche casi todos los días del año. Los barrios residenciales muy tranquilos, con todas sus casitas iguales, rodeadas de verdosas plazas y parques, todas las calles limpias y sin ningún tipo de basura por donde era un verdadero placer caminar. La gente muy amable y solidaria, donde no tienen ningún problema en detenerse a ayudar a un turista perdido. Es una sociedad que demuestra un profundo respeto y admiración por sus monumentos, lugares turísticos, plazas, estaciones de trenes, puentes y sobre todo por su querido Támesis que fluye orgullosamente en medio de la ciudad, pareciera que nuestros amigos londinenses trabajaran en equipo día a día para sacar a su hermosa ciudad adelante.


Si yo me detuviera a pensar en un adjetivo calificativo para esta ciudad, sin duda lo primero que se me viene a la mente es “Elegante”, al estar ahí da la impresión que esta todo tan bien hecho y armónicamente combinado que posee una gracia que resulta de buen gusto, sin duda alguna esta ciudad actúa y habla con una sencilla naturalidad y distinción.

-CAOM-

 
 
 

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